El aislamiento térmico de tu vivienda es la herramienta ideal para disfrutar de unas sensaciones más agradables, tanto térmicas como acústicas. Un aspecto que va más allá de cómo aislar una pared y que puede cambiar por completo el entorno de tu residencia.
Uno de los grandes problemas de muchas viviendas españolas tiene que ver con el aislamiento interior de las mismas. Un mal causado inicialmente por las temperaturas agradables de nuestro país, por lo que no se creía necesario aislar paredes, ventanas y otros elementos de las viviendas que se construían. Por si fuera poco, la llegada de los diversos booms inmobiliarios y la falta de una legislación adecuada al respecto provocó que el aislante térmico casi fuera una rareza en muchas viviendas construidas hasta nuestros días.
El resultado es que la mayor parte de las viviendas en España no cuentan con un aislamiento adecuado. Algo que se traduce en una doble problemática. Por una parte, el gasto energético de esas viviendas es mayor, debido a las pérdidas de frío y calor que tienen. Por otro lado, si el aislamiento es deficiente, también aparecen problemas relacionados con el ruido, lo que disminuye el confort en el hogar.
Afortunadamente, hoy día es fácil encontrar todo tipo de paneles aislantes térmicos y acústicos, burletes y otros productos similares, con los que lograr un adecuado aislamiento interior. Si quieres mejorar el aislamiento de tu casa y disfrutar de mejores sensaciones, te contamos todo lo que debes saber.
Cómo aislar una casa ya construida
El principal problema que nos encontramos a la hora de aislar una vivienda construida es que el aislamiento térmico para paredes interiores se integra dentro de las mismas durante la fase de construcción. Una vez superada esta fase, los procedimientos de aislamiento resultan más caros y complejos.
No obstante, existen algunas técnicas con las que es posible obtener un aislamiento adecuado. Uno de estos procedimientos es ejecutar un trasdosado interior. Es una de las soluciones más interesantes cuando se trata de aislar una pared con pladur. La idea es colocar poliestireno extruido para pared, paneles de lana de roca o un rollo de aislamiento térmico reflexivo montado sobre una estructura metálica en una suerte de sándwich sobre la pared. Los paneles de pladur se colocan encima, para cerrar la nueva pared. No es un proceso complejo, pero sí se consume parte del espacio interior de la vivienda.
Otra solución interesante es recurrir a los sistemas de inyección en cámara. Este sistema es apto solo para aquellos muros formados por dos capas de ladrillos entre las que existe una cámara de aire. La idea es inyectar un material aislante adecuado entre ambas cámaras, para lo que se realizan pequeñas perforaciones en la pared y se introduce el material con una manguera. Es lo más cerca que podemos estar de un aislamiento térmico para paredes interiores sin obra.
Estos dos sistemas son los más complejos, pero también eficientes en lo que se refiere a aplicar diferentes aislamientos térmicos a la vivienda. Pero si lo que necesitas es aislar pequeños espacios o paredes concretas, puedes recurrir a soluciones sencillas como el corcho aislante térmico para paredes. Este material reduce también el ruido en el interior de la estancia, siendo un aislamiento térmico y acústico de gran eficacia.
Aislando las ventanas
Hasta ahora nos hemos centrado en los aislantes para paredes, pero lo cierto es que hay otros elementos que debemos tener en cuenta. Entre ellos, destacan las ventanas, que pueden ser responsables de una pérdida de energía de hasta el 15% de la utilizada para calentar o enfriar tu hogar.
Para ejecutar este aislamiento, necesitaremos comprar burletes adecuados a dichas ventanas. En el caso de las ventanas correderas, se emplean perfiles en forma de D o de P, en función de la zona de la ventana en la que se coloca el mismo. En los modelos batientes, que se abren hacia adentro, se utilizan burletes de gran tamaño y pensados para crear un sello hermético sobre la zona de cierre de las ventanas.
La ventaja de estos burletes es que, frente a todo lo que hemos comentado para el aislamiento de las paredes, son elementos muy fáciles de montar. Para ello, la parte trasera del burlete incluye una tira de alta adherencia, que facilita ir pegando el burlete sobre las superficies de la ventana. Solo hay que limpiar las mismas previamente, con un poco de agua y detergente. Un proceso sencillo y que amortizarás en poco tiempo, puesto que estas tiras tampoco tienen un coste elevado.
Por cierto, además de los marcos, también es posible instalar paneles aislantes térmicos en los cristales de las ventanas, con los que evitar que el frío acceda al interior. Una solución fácil de montar y con un coste muy ajustado, que ayudará a mejorar el confort interior. Como alternativa, puedes recurrir a unas buenas cortinas. Las últimas novedades del mercado no solo te aíslan del frío, sino también del ruido y de la luz.
Aislamiento de puertas
Tal como pasa con las ventanas, las puertas exteriores son otro espacio por el que el frío o el calor pueden escapar. Sí es cierto que la pérdida que generan es más reducida pero, si podemos evitarla, mejor.
El proceso de aislamiento es similar al de las puertas, empleando burletes específicos para tal fin. Estos se colocan a lo largo del marco, generando el cierre hermético que impide que el frío o el calor se cuele dentro. Respecto de la zona inferior, basta con colocar una simple tira aislante de caucho, que complete el sellado de la zona pegada al suelo de la vivienda.
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