Cuáles son los diferentes tipos de aislamiento térmico de paredes

Última actualización: 18.04.24

 

El aislamiento es un elemento imprescindible a la hora de evitar el frío y el ruido en nuestro hogar. Sin embargo, este aislamiento no siempre está a la altura, ya que suele ser un aspecto que queda a un lado durante la construcción de viviendas. Por eso, es importante conocer qué tipos de aislamientos existen y cómo mejorar con ellos nuestra calidad de vida.

 

Aunque España no es un país especialmente frío, sí es cierto que en ciertos lugares el invierno puede ser duro. Más grave es el problema con el calor en verano, con temperaturas que superan con frecuencia los 40 grados. En este contexto, tienen una especial importancia los materiales aislantes, con los que proteger mejor nuestra vivienda de estas temperaturas extremas. Algo que resulta más importante si tenemos en cuenta que el aislamiento térmico interior de muchas viviendas de nuestro país es deficiente, debido a la forma negligente en que se ha venido construyendo en España en los diferentes booms inmobiliarios que ha vivido el país.

Por fortuna, en el mercado contamos con una buena oferta de materiales con los que lograr un aislamiento térmico y acústico de calidad para nuestro hogar. No obstante, a la hora de plantearnos cómo aislar una pared, conviene tener en cuenta la capacidad aislante de cada material, por lo que conocer las propiedades de cada uno de ellos siempre nos será de ayuda. Así que pasemos a la acción y conozcamos las distintas variedades que el material aislante térmico nos ofrece para aislar mejor nuestro hogar.

Tipos de aislamiento térmico de paredes

Aislamientos minerales: En este segmento encontramos la lana de roca y la fibra de vidrio. La lana de roca se fabrica a base de rocas volcánicas fundidas, mientras que la fibra de vidrio se obtiene de la arena. Ambos materiales tienen diferentes niveles de protección según su fabricación, son fáciles de embutir en paredes, techos y suelos y no tienen costes especialmente elevados, debido a que hablamos de un aislante más bien común.

Aislamientos sintéticos: En este caso, se utilizan productos derivados del petróleo, principalmente el poliestireno, el típico corcho blanco. En su modo expandido tenemos un material ligero, que puede fabricarse en todo tipo de formatos y es fácil de cortar y colocar. En el caso del formato extruido, este suele emplearse más en fachadas y cubiertas, por su alto poder impermeable. En ambos casos, es una buena propuesta para aislar paredes del frío y del ruido, presentándose además en diferentes densidades, conforme a lo que sea necesario.

Aislamientos ecológicos: Este grupo cuenta con dos protagonistas principales. Uno de ellos es el corcho, de origen natural y procedente de fuentes sostenibles. Además, puesto que puede dejarse visto, es una buena opción para su uso como aislamiento térmico de paredes sin obra. El otro es el aislante geotextil, que se elabora a partir de restos textiles reciclados, formando parte incluso del pladur con aislante térmico, que ofrecen algunos fabricantes. Ambos materiales comparten ese origen ecológico, además de una fabricación hipoalergénica y que evita los problemas con la presencia de partículas de aislante en el aire. A cambio, la oferta de densidades es algo más ajustada y su coste algo más elevado.

Aislamientos reflexivos: Estos aislantes cuentan con diferentes diseños multicapa y se fabrican generalmente en polietileno o materiales similares. Este aislamiento es antialérgico y muy fácil de instalar. Cuanto mayor sea el número de capas, mayor será su capacidad aislante. Además, algunos productos incluyen capas de guata, aluminio o burbujas interiores, que mejoran su rendimiento.

 

¿Cómo aislar una casa del frío?

Llegados a este punto, tenemos el material, pero nos falta información sobre cómo aislar nuestra vivienda del frío. El principal problema de los materiales que hemos venido comentando es que su aplicación requiere de reformar por completo las paredes, replanteando así tu vivienda. De hecho, el único material que podría aplicarse sobre una pared sin derribar la misma sería el corcho, que puede quedar visto en la pared y no necesita cubrirse.

Esto nos dejaría la opción de cómo aislar una pared del frío de forma casera, sin tener que meternos en obras tan complejas y con soluciones más sencillas. Una de ellas sería cubrir las paredes actuales con un aislante adecuado y colocar placas de pladur sobre las mismas. Una propuesta más económica que ir tirando paredes y que puede ofrecer un rendimiento térmico similar, siempre que se escojan aislantes adecuado a las características térmicas de la vivienda.

Como alternativa simplificada, si tienes huecos en las paredes por los que se cuela el frío, es posible recurrir a las espumas expansivas. Estas pueden ser útiles para rellenar espacios en muros y paredes por los que se pierda el calor, tales como zonas de enchufes o similares. Obviamente, no vamos a disfrutar del mismo efecto que si recurrimos a los sistemas montados en interiores mediante los aislamientos térmicos que hemos comentado, pero al menos es una solución que sí ayudará un poco a mejorar el aislamiento de nuestro hogar. Además, el precio de las espumas es relativamente económico y su instalación es muy fácil de ejecutar.

¿Y las ventanas?

Como extra, queremos dejarte un pequeño truco casero, con el que aislar tus ventanas a bajo coste. Solo necesitarás papel de burbujas y un pulverizador de agua. Puedes optar por un producto manual o bien por alguno de los mejores pulverizadores a batería que puedas encontrar en el mercado, a fin de lograr una mejor cobertura.

El montaje es muy fácil. En primer lugar, vertemos una fina capa de agua sobre el cristal con el pulverizador, cubriendo todo el espejo, pero sin excedernos. A continuación, colocamos el papel de burbujas sobre el cristal. El agua que hemos pulverizado previamente actuará como “pegamento”, mientras que el plástico de burbujas servirá de aislamiento térmico. El resultado es un aislante económico, con el que reducir las pérdidas de calor y el ruido que entra a través de los cristales de las ventanas. Una idea muy práctica, sobre todo si tienes ventanas de gran tamaño en casa.

Por cierto, como remate de esta propuesta económica es recomendable usar burletes para ventanas, que te permitan aislar adecuadamente la zona de cierre de las mismas. Estos burletes se fabrican de goma, caucho o silicona, se sitúan en los marcos interiores y permiten lograr un cierre hermético de calidad, similar al de un frigorífico. El resultado es que el frío se queda fuera y el calor no se escapa por las rendijas de la ventana.

 

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