Cuando se trata de jardinería, el agua es uno de los elementos fundamentales. Un preciado elemento que no podrá llegar allí a donde sea necesario sin un buen sistema de riego. Y la clave de ese sistema es la bomba de agua, con la que mover el líquido con eficacia para que llegue hasta el último rincón de tu jardín.
Si pensamos en el sistema de riego de un jardín, de una parcela de cultivo o de cualquier otro espacio donde tengamos plantados todo tipo de elementos vegetales, ya sean ornamentales o no, este tiene una considerable semejanza con el sistema circulatorio humano. Por un lado, tenemos las conexiones en forma de mangueras, que llevan el agua desde su origen hasta allí donde se consume, que en nuestra analogía serían los órganos de nuestro cuerpo. Y aunque es cierto que el agua no recircula como nuestra sangre, sí dispone también de un corazón, que es clave para que ese preciado líquido llegue a cada rincón de tu jardín.
La buena noticia es que, a diferencia del corazón humano, sí podemos elegir qué bomba de agua conviene más a nuestro jardín. Algo que depende de factores como la frecuencia de riego, el tamaño del terreno y otros muchos elementos. Pero lo cierto es que merece la pena dedicarle tiempo al proceso, puesto que una bomba adecuada a tus necesidades concretas garantiza un flujo suficiente de agua a la zona a regar y, además, te ahorrará quebraderos de cabeza en el futuro, sin que tengas que replantear posteriormente la instalación por no ser la misma capaz de cubrir todo el terreno adecuadamente.
Tipo de bomba
Lo primero que debemos saber es de dónde vamos a sacar el agua que vamos a emplear en el riego de nuestro jardín, dado que en función de dicho origen será preciso un tipo de bomba u otro. En el caso de las aguas superficiales, aquellas situadas a menos de 8 metros de profundidad, la opción recomendada es usar una bomba de superficie.
Si la profundidad a la que se encuentra el agua es superior a esos 8 metros, entonces será necesario disponer de una bomba de profundidad, que tiene una mayor fuerza y capacidad para hacer que el agua remonte esta diferencia de altura más elevada.
Ambas bombas son aptas tanto para el riego manual como para el automático o programado y requieren de conexión eléctrica, especialmente las de profundidad, por lo que, aparte de las conexiones hidráulicas, tendrás que tener una toma de corriente cerca del punto de montaje. En caso de no disponer de esta toma, tendrás que recurrir a modelos de gasolina, que requieren de carga de combustible y un mayor cuidado.
Entrada del agua a la bomba
Una vez elegido el tipo, es momento de echarle un vistazo a la forma en la que se alimenta la bomba. En el caso de los productos de superficie, este proceso puede ser mediante aspiración, cuando la bomba absorbe el líquido de la superficie, o bien de carga, cuando el dispositivo se coloca en la parte inferior del depósito. Como siempre, hablamos de productos aptos para depósitos de hasta 8 metros de profundidad.
Si la profundidad es mayor, entonces tendremos que pasar a las bombas sumergibles, que siempre funcionan por aspiración. De hecho, estas bombas quedan flotando sobre la superficie del agua y van obteniendo desde este punto el líquido existente en el interior del pozo o aljibe correspondiente. Algo que tiene la ventaja de no acumular o absorber el barro y la suciedad del fondo del pozo.
Caudal de la bomba
Una de las grandes preguntas a las que nos enfrentamos es el caudal que debe entregar la bomba. En este caso, tendremos que sacar lápiz y papel y empezar a hacer números. En general, cuanto mayor sea el número de elementos que usen agua a la vez, mayor tendrá que ser la salida de agua que genere la bomba.
Esta salida se mide en litros de agua movidos por hora y en el mercado encontramos modelos desde unos 5.000 litros/hora hasta los modelos más profesionales y avanzados, que pueden rondar los 100.000 litros. Para saber la medida exacta, tendremos que ver cuánta agua consume por hoja cada uno de los aspersores o elementos de riego que vayamos a instalar y a usar a la vez. Algo que puedes verificar directamente con los modelos concretos que tengas instalados o que tengas voluntad de instalar.
Como referencia general a efectos de cálculo, uno de estos elementos de riego suele tener un consumo de unos 750 litros/hora, así que si instalas 20 de estos elementos y todos funcionan a la vez, necesitarás una bomba que sea capaz de ofrecer 15.000 litros de agua por hora. De todos modos, recordemos que hablamos del uso simultáneo de los 20, por lo que si se usan solo la mitad de manera simultánea, mediante la correspondiente programación del riego, entonces esa cantidad demandada será solo la mitad, de 7.500 litros.
Conclusiones
Llegados a este punto, ya tienes todos los elementos con los que saber qué bomba de agua conviene a tu jardín o, al menos, que parámetros debes buscar en tu futura bomba para que su comportamiento sea el adecuado. No obstante, en la red existen diferentes herramientas que hacen más fácil todo este proceso. Herramientas que podemos encontrar en páginas como Bombadeagua.es, aunque también están presentes en otros sitios web.
Una de estas es el asistente para elegir una bomba de agua. Tan solo necesitas decidir para qué necesitas la bomba e indicar los parámetros básicos de la instalación que vas a realizar, muchos de los cuales ya hemos comentado ya. Una vez rellenada la ficha, lo que apenas lleva un par de minutos, tendrás a la vista las bombas de agua más recomendables para los usos que hayas decidido o bien los parámetros técnicos que debería tener dicha bomba.
La otra ayuda que encontramos en la red es una gran gama de bombas de agua entre las que tenemos las bombas de riego, pero donde también puedes encontrar bombas de aguas sucias, bombas sumergibles o bombas para pozo, entre otras. Así que si deseas ver qué ofrece el mercado actual, también puedes encontrarlo, bien por el tipo de bomba concreta o bien por la aplicación que tiene la misma.
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